Las viviendas también sufren los efectos de la ola de calor. Las altas temperaturas exteriores y el exceso de radiación solar propio de las fechas estivales provocan un sobrecalentamiento en los muros de las edificaciones que, a su vez, desemboca en una subida de temperaturas en el interior. Un fenómeno que afecta directamente a la salud y bienestar de los inquilinos de un inmueble y que puede llegar a alterar seriamente el “confort” en el hogar, entendido este como el placer y la comodidad que desprende un espacio.
Tener mucha luz natural
La luz solar es la reguladora de los sistemas metabólicos y se ha demostrado que reduce la tensión ocular y la irritabilidad. Es una de las condiciones más valoradas por los usuarios a la hora de evaluar el confort y bienestar en una vivienda.
Decoración de interiores basada en el orden y la practicidad
Contar con un lugar limpio, ordenado, con una distribución apropiada, con tonalidades agradables o con muebles cómodos y funcionales es indispensable para lograr un bienestar óptimo en las personas, tanto físico como emocional y psicológico.
Excelente calidad del aire interior
Polen, polvo, ácaros, olores, humo o contaminantes son solo algunas de las sustancias que impregnan el aire interior de cualquier vivienda a diario.
Temperaturas de entre 23-25º y humedad de no más del 60%
Para conseguir el llamado “confort higrotérmico”, es necesario que la temperatura interior se sitúe en torno a los 23-25 grados (según el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios).
Confort acústico
Cada vez es más frecuente que se tenga en cuenta este factor a la hora de remodelar, rehabilitar o construir zonas interiores.
FUENTE: http://www.ecoconstruccion.net
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