Los sistemas de climatización geotérmica funcionan con una bomba de calor: absorben el calor de un punto y lo transfieren a otro a través de un circuito cerrado lleno de líquido refrigerante con un evaporador y un compresor. Este sistema es una de las formas más eficientes de calentar una estancia.
Se trata, una vez más, de aprovechar la energía que nos rodea. Gran parte del calor que nos llega del sol es absorbido por la corteza terrestre y retenido bajo tierra. Por eso, si cavásemos hacia abajo, a partir de un par de metros de profundidad, nos encontraríamos con que durante todo el año la temperatura se mantiene en torno a los 15 grados centígrados.
Habitualmente, con este sistema el calor se capta del aire del exterior y se introduce en el interior de una habitación cuando se quiere caldear, aunque muchas cuentan con la opción de revertir el proceso, de forma que se puede llevar el calor de dentro hacia afuera cuando se quiere bajar la temperatura.
Instalar un sistema de calefacción geotérmica, a cambio, es más complicado que instalar una bomba de calor tradicional. Es necesario construir un sistema de captación que debe introducirse bajo tierra, en circuitos horizontales (para los que hará falta aproximadamente 1,5 m² por cada metro cuadrado de vivienda a climatizar) o verticales (con una relación de entre uno y 1,3 metros de profundidad por cada metro cuadrado de vivienda a calentar). En este último caso, se pueden excavar varios pozos, que tendrán entre 18 y 20 centímetros de diámetro.
La geotérmica se asocia a la construcción y a pequeños créditos para hacer frente a la instalación. Es decir, el escenario justo de antes de la crisis.
Noticia obtenida vía: “El Confidencial” en: