El sector energético atraviesa una revolución. Aspectos como la transición ecológica y la descentralización de la generación eléctrica impulsan un nuevo modelo que permite que los consumidores generen, almacenen y redistribuyan energía cuando sea necesario. En paralelo, esta transformación hace posible que los edificios tradicionales se conviertan en prosumidores: activos inteligentes, flexibles y gestionables capaces de coordinarse y ajustar de manera dinámica sus consumos en beneficio de la estabilidad de la red eléctrica.
Esta evolución ofrece una serie de ventajas en forma de incremento del ahorro energético, reducción de la huella de carbono y garantía de la continuidad del suministro eléctrico.
¿Cómo afronta el sector inmobiliario estos desafíos? «El primer pilar pasa por la instalación de sistemas de autoconsumo en los edificios, muchos de los cuales tienen pendiente una renovación que los electrifique», afirmó José Ángel Castro, director de ingeniería energética y gestión de la energía de Ence. Frente al actual sistema eléctrico centralizado, Castro añadió que «es necesario poner en marcha plantas de generación distribuida en localizaciones estratégicas que den respaldo a los nuevos prosumidores».
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