El sector inmobiliario de 2010 poco tiene que ver con el de 2020. La crisis había dejado bajo mínimos una de las principales actividades para la economía española. En este tiempo, la industria ha pasado por un profundo ajuste y los últimos años han sido de notable crecimiento.
El camino hasta llegar a reflotar ha sido arduo y muchas empresas han desaparecido. Según BNP Paribas Real Estate, la inversión directa en activos inmobiliarios en España alcanzó los 12.725 millones de euros en 2019, lo que supone un crecimiento del 5% frente a 2018 y un nuevo récord. Para la firma, esta cifra refleja que “la confianza de los inversores es más fuerte que las incertidumbres políticas y económicas”.
Para 2020 las previsiones son cautas y algunos piensan que ha llegado el final del ciclo alcista. “Ante una mayor oferta y una demanda más racional, los promotores se enfrentan a un nuevo futuro. Tendrán que esforzarse por posicionarse y reducir sus costes de producción, buscando nuevas vías de eficiencia en sus procesos de construcción industrializada, como ya sucede en otros países de la Unión Europea”, dicen en Solvia.
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