Los edificios inteligentes son el medio y el fin para conseguir las ciudades del futuro. Ciudades inteligentes desde un punto de vista integral y multidisciplinar que mejoren la inclusión de soluciones y sistemas tecnológicos. Para ello, la aplicación del Internet de las cosas (IoT) en la vida diaria de las ciudades actuales supone un punto de partida importante para llegar a convertirlas en ciudades inteligentes.
Aprovechando el auge del IoT y la repercusión que tendrá su aplicación en las ciudades del futuro, un estudio de KONE destaca las características que deben tener los edificios de una ciudad para ser considerada inteligente pasan por cuatro ejes: la conectividad, la seguridad, la ecoeficiencia y la accesibilidad.
De esta forma, el edificio «reconocerá» al usuario y guardará su movimiento habitual, de manera que le facilitará su desplazamiento diario desde que llega al edificio hasta que se sienta en su lugar de trabajo. Por ejemplo, cuando el usuario entre en el edificio, el ascensor irá bajando hasta esperarle con la puerta abierta en la planta cero y «sabrá», sin que el usuario pulse al botón, que debe llevarle a la planta donde se encuentre su destino.
Además, el ahorro energético se ha convertido en una de las máximas preocupaciones de la sociedad actual. Construir edificios utilizando materiales y sistemas más eficaces y eficientes debe ser una de las prioridades.
Por último, el futuro de la sociedad, igual que el de las ciudades, pasa por conseguir edificios más accesibles incluyendo en esto a personas con movilidad reducida. La accesibilidad en el transporte no sólo se refiere a coches o transporte público, instalar ascensores espaciosos o adaptados para personas invidentes o con movilidad reducida es una prioridad para construir las ciudades del futuro.
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