Las cotizaciones no llenan ya la caja de las pensiones

Las cuentas de las Seguridad Social hacen aguas por todas partes y presentan innumerables agujeros. A pesar de registrar 533.186 afiliados medios nuevos, en 2015 marcó su quinto año consecutivo en situación de déficit que llegó a los 16.705 millones (1,55% del PIB). El principal problema de la caja de las pensiones ya no es el gasto en prestaciones, ya que crece a un ritmo medio del 3% frente al 8,5% al inicio de la crisis y de casi el 5% entre 2010 y 2013. Todas las reformas se han destinado a bajar la pensión futura ante el envejecimiento de la población (un 35% menos en el horizonte de 2050) y evitar su crecimiento en términos del PIB. Pero España es uno de los países de la UE que menos gasta (cerca del 11% del PIB frente al 15% de la media europea).

El peligro para el sistema público es a corto plazo y es estructural. Viene por la ralentización de la recaudación por las cotizaciones. En 2015 sólo crecieron un 1,30% mientras que el empleo subió por encima del 3%, lo mismo que el PIB. Por tanto, las cotizaciones ya no dan más de sí. Han dejado de ser la fuente de financiación del sistema y del Fondo de Reserva porque los recursos se están agotando. Detrás de este recorte de ingresos están la devaluación salarial, que ha reducido las bases reguladoras de cotización; el aumento del empleo temporal y de la afiliación a tiempo parcial, indefinida y eventual; la caída del trabajo industrial en favor de los servicios de menos valor añadido y sueldo; el incremento de autónomos con bajas cuotas; las subvenciones a la contratación; y la inflación negativa.

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