La última investigación del Banco de España subraya un déficit estructural inminente en el mercado residencial español, proyectando una escasez de 600,000 viviendas para el año 2025 debido al incremento en la formación de hogares y la migración. Este desequilibrio demanda medidas urgentes y un fortalecimiento en las políticas de financiación y urbanismo para contrarrestar esta tendencia y facilitar el acceso a vivienda asequible.
El informe del Banco de España detalla que la producción anual de nuevas viviendas se ha estabilizado en torno a las 90,000 unidades desde 2021, cifra que se queda corta frente al ritmo acelerado de creación de nuevos hogares en los años 2022 y 2023. Esta dinámica ha sido catalogada como «un hecho inédito en la historia del mercado inmobiliario español» donde tradicionalmente la oferta de vivienda nueva superaba la formación de nuevos hogares. El análisis revela que el stock de vivienda sin vender, aproximadamente 450,000 unidades desde 2018, no ha disminuido debido a su desajuste con las preferencias actuales de los hogares, limitando severamente la capacidad de aumentar la oferta a través del inventario existente. Además, de los aproximadamente cuatro millones de viviendas vacías en el país, solo 400,000 se encuentran en grandes ciudades y podrían potencialmente satisfacer la demanda creciente.
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