El 40% de los contratos indefinidos anteriores a la reforma laboral duraba menos de un año. Con la nueva regulación, la vigencia media de los contratos indefinidos bajará más, crecerá el número de despidos y la precariedad quedará «maquillada» por los nuevos contratos fijos discontinuos.
La reforma laboral aprobada por el Congreso el pasado mes de diciembre ha entrado en vigor en abril con todos sus efectos. Una vez vencido el periodo transitorio de adaptación, el mercado de trabajo español tiene ya en marcha un marco regulatorio que se propone acabar con la precariedad de los contratos, identificada con los contratos temporales. El abuso de la temporalidad ha convertido España, con la Administración como uno de los mayores focos, en un caso extremo que ahora toma un rumbo firme hacia el contrato indefinido.
El del exceso de temporalidad es un problema reconocido de manera unánime en España, con una especial afectación sobre jóvenes y mujeres. Así se reflejó en la demanda de la Comisión Europea a la hora de orientar la reforma y la posterior negociación aprobada por todos los agentes sociales, el Gobierno y el Congreso. No se derogó la reforma laboral de 2012 pero si de algún cambio puede presumir la vicepresidenta y responsable de Trabajo Yolanda Díaz en su proyecto es de convertir la contratación en indefinida por decreto.
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