Un informe del Banco de España cifra en 1.400 el número mínimo de hogares que se crearán cada año. Esta previsión supone una bajada drástica del ritmo de crecimiento de la última década de hasta el 75%.
Lejos han quedado aquellos años de grandes promociones de viviendas nuevas y de esplendor del mundo de la construcción. La crisis destapó la burbuja inmobiliaria y puso en jaque a un sector que sigue sin levantar cabeza aunque mira al futuro con cierto optimismo. Aquellos años de boom no volverán, pero la construcción de nuevas viviendas empieza a verse como una necesidad sobre todo ante la escasez de stock en Extremadura y las previsiones apuntan a una incipiente estabilidad.
El informe prevé que Extremadura demandará entre 1.436 y 3.550 pisos cada año hasta el 2029 o lo que es lo mismo entre, 18.600 y 46.200 viviendas en los próximos 13 años. La horquilla es amplia porque los cálculos se realizan en base a dos escenarios futuros distintos que dependerán de las variables demográficas y económicas que se puedan producir.
Aunque parece un poco aventurada a tan largo plazo, desde la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa de la Construcción (Pymecon) consideran positiva la previsión del Banco de España porque viene a avalar la futura necesidad de vivienda y, por ende, la recuperación de un sector fulminado por la crisis económica y que mantienen unas pocas empresas supervivientes. «Se ajusta a la realidad actual porque sobre todo en las ciudades ya son necesarias nuevas promociones».
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Esta necesidad viene motivada también por la ausencia de stock de obra nueva en Extremadura, que «prácticamente es nulo o inexistente». «Nosotros ya venimos constatando que el stock de vivienda a estrenar está diluido, con lo cual entendemos que en cierto modo hay necesidad de que se empiece a mover el mercado. De hecho, en Cáceres ya se están construyendo nuevas promociones y en Plasencia hay intentos de algunas promotoras. El problema sigue siendo el acceso a la financiación», señala José Luis Iglesias, gerente Pymecon, con sede en Plasencia. «No esperamos ni mucho menos los niveles de años anteriores pero sí una cierta recuperación en los próximos años».
Esta previsión, por tanto, es un halo de esperanza para un sector que quiere mirar al futuro con cierto alborozo. «Demanda hay para las nuevas familias jóvenes porque la premisa cultural de tener una vivienda en posesión frente al alquiler no ha cambiado, por eso, si la financiación llega sin las exigencias de los últimos tiempos podemos ser optimistas», apunta. Para volver a prosperar, el sector reclama planes de ayuda para incentivar la compra e inversiones en obra pública, porque la situación política actual tampoco les ayuda mucho: «está ralentizando la recuperación», dice Iglesias. Y advierte a los futuros compradores: los precios ya no van a bajar más, «ya se ha tocado techo».
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